El escenario de la pandemia generada por el COVID 19 ha permitido identificar y visibilizar el impacto del modelo económico mercantilista y consumista en la crisis sanitaria y ambiental por la inadecuada relación que los seres humanos establecen con la naturaleza y el medio ambiente, lo cual se expresa en:
- La acelerada extinción de biodiversidad, la sexta más devastadora en la historia del planeta.
- El cambio climático por efecto de la emisión de gases de efecto invernadero
- La deforestación y destrucción de la flora y fauna natural y modelos agroindustriales que han facilitado el intercambio de virus y bacterias entre animales y seres humanos
- La depredación de los recursos naturales
- El predominio de la producción industrial de alimentos que simplifica los sistemas productivos
- Las débiles políticas y programas de salud preventiva
- La supremacía de la agricultura monocultivista con alto uso de agrotóxicos que contaminan el suelo, el agua y el ambiente
- Políticas de Estado sin un enfoque integrador de lo urbano y lo rural
- Los mercados obsoletos de alimentos generadores de residuos y desperdicio.
- Interés en orientación en la asignación de los recursos para la ciencia y la tecnología
- Individualismo y deshumanización en la vida cotidiana
De otro lado, la pandemia actual también está mostrando -al país y al planeta- que la desigualdad, la pobreza y las poblaciones vulnerables urbanas y rurales se han incrementado. Que hay enormes carencias de servicios básico y servicios de salud; una producción de alimentos con alta carga de plaguicidas peligroso; y un inadecuado aprovechamiento de los recursos genéticos de la agrobiodiversidad andina y amazónica. En consecuencia, las políticas resultan siendo inoperantes. Las políticas ambientales no integran a la agricultura y las políticas agrarias no integran los factores ambientales, el cambio climático, ni el reconocimiento a la contribución de los pueblos originarios porque la prioridad es la agroexportación y el agronegocio.
En esas condiciones de abandono de la agricultura familiar y poca relevancia a la alimentación saludable, no es de extrañar que la pandemia afecte los sistemas inmunológicos debilitados por una mala alimentación en amplios sectores de la población y por falta de prevención de enfermedades epigenéticas (autogeneradas) como son la diabetes, la obesidad y el sobrepeso.
En ese contexto, proponemos 10 medidas de corto y mediano plazo:
- Que las políticas de salud y alimentación saludable sean intersectoriales, descentralizadas cumpliendo la subsidiaridad en los distintos niveles de gobierno nacional, regional y local con recursos y eficiencia en su gestión, como lo plantean los gremios agrarios;
- Generar institucionalidad adicional en el marco de la Ley de Fomento de la producción orgánica, ecológica y la Ley de Alimentación Saludable, con herramientas orientadores similares a las Guías Alimentarias de MINSA.
- Impulsar la transición y masificación de la agroecología con visión territorial por ser el enfoque que integra la producción agrícola con el cuidado de la salud (humana, vegetal y animal), la naturaleza, los conocimientos ancestrales y la cosmovisión de culturas milenarias, con el aporte de distintas disciplinas.
- Promover experiencias comunales de conservación de semillas y de agrobiodiversidad andina y amazónica.
- Fortalecer los mercados locales y los sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes como lo proponen la Municipalidad Metropolitana de Lima; las asociaciones de productores ecológicos urbanos y periurbanos a través de repartos a domicilio especialmente difundidos en forma solidaria en esta cuarentena y después con ferias ecológicas y mercados saludable.
- Asignar recursos a la investigación, la capacitación y la asistencia técnica de base agroecológica, convocando a universidades, instituciones, profesionales y técnicos especializados; desarrollando mecanismos e instrumentos que faciliten la respuesta a la problemática de la agricultura familiar con participación efectiva de los gremios agrarios; los organismos de la sociedad civil (OSC) especializados y la juventud agroecológica.
- Desarrollar las cocinas locales y la gastronomía saludable, biodiversa y sostenible articulada a cadenas cortas, libres del uso de plaguicidas.
- Apoyar y fortalecer redes de distribución bio-seguras para la agricultura familiar y la agricultura urbana con precio justo con sistemas de financiamiento dirigidos a mujeres y jóvenes, especialmente.
- Promover la capacitación y sensibilización para que las organizaciones de productores gestionen metodologías de autocuidado y el manejo de tecnologías de información y comunicación (TIC).
- Promover estilos de vida saludables, sostenibles y armónicos con su entorno con sistemas de monitoreo y vigilancia ciudadana.
Frenar la pandemia empoderando a la ciudadanía.
Lima, 07 de abril 2020